Hagamos números. En Tudela se presentaban seis candidaturas por otros tantos partidos políticos:

UPN: 8.591 Votos. 49,30%. 12 concejales.
El voto de UPN gana respecto a 2003 casi doscientos votos, aunque pierde un punto del porcentaje total de votos emitidos. La mitad de Tudela vota a UPN, pero me niego a pensar que la mitad de Tudela piensa como UPN. ¿Por qué UPN capta el voto de la mayoría? Como ya se ha comentado, una de las razones, en esta ocasión, se debe al miedo. Conozco gente normal, poco dada a reflexiones políticas, amas de casa, trabajadores, que han votado a UPN porque el mensaje del hipotético pacto (pacto imposible, dejemoslo claro) para vender Navarra a Euskadi les ha pesado más que la mala gestión del partido a que también votaron hace cuatro años. La batalla de desgaste de UPN-PP al PSOE en el tema del terrorismo, la negociación con ETA, el futuro de Navarra, ha calado en la Ribera más que en ningún otro sitio. Si miramos para arriba, veremos que NA BAI ha crecido con fuerza en Navarra, y UPN-CDN ha perdido su mayoría, por lo que la estrategia del miedo a la anexión sólo ha funcionado en la Ribera, y más concretamente en Tudela. ¿Por qué? Pues porque es aquí donde el sentimiento de identidad navarra, en su sentido más pueblerino, populachero y rancio, siempre ha calado más hondo. No hay más que vernos. No hay más que ver los actos populares que triunfan en nuestra ciudad. ¿Quieren un ejemplo reciente y una comparación directa? Comparen el desfile de capas, ordenes del volatín y de la alcachofa divina, verbenas, codazos para degustar pimientos de lata y cerveza ámbar en nuestra grandiosa Semana de las Verduras y vean unos días después a Ferrá Adriá, el mejor cocinero del mundo, junto a arquitectos de fama internacional, disertando sobre los vegetales (vegetales, que queda más fino) en la capital de la verdura, Pamplona. En fin, no sigo, porque tenemos lo que nos merecemos. Ocho mil y pico votantes lo refrendan. Ocho mil y pico tudelanos cuyo espectro social es amplio: desde la derecha más radical hasta las apolíticas amas de casa, que ven en Casado a un buen chico, y que lamentablemente, nunca leerán este blog ni sabrán lo que se cuece en un pleno municipal. Lamentablemente.

PSN: 5.442 Votos. 31,23%. 7 concejales.
El voto en 2003 al PSN fue de 3.266 votos, apenas un 19%, y consiguió 5 escaños. Lo primero que hay que observar es que 3.000 votos de diferencia entre PSN y UPN dan 6 concejales y que casi 2.500 votos que el PSN aumenta en estas elecciones no les reportan más que una subida de 2 concejales. Es un claro exponente de la ley de Dont, que favorece a las mayorías, a los partidos que más votos obtienen. Dicha ley está abocando a la Democracia española a un bipartidismo cada vez más claro, y que tiene su reflejo en algunos escenarios municipales, como es el caso de Tudela. Los resultados para el PSN en Tudela son buenos, aunque no cumplen el objetivo principal que no era otro que el provocar el cambio de gobierno municipal. El candidato Manuel Campillo es un hombre inteligente, brillante intelectualmente (ya hablaremos más de él por aquí), y seguramente tras el descontento inicial sabe que la única manera de intentar llegar a gobernar Tudela pasa por una oposición que mire a gente, a las asociaciones, a los colectivos de la ciudad, que se le conozca más en las distancias cortas, en las que gana mucho, que siga empeñado en atraer a los jóvenes a su proyecto más si cabe, que renueve las estructuras del partido en la localidad. Veremos si en cuatro años es capaz de hacer cambiar a algunos de los que votan a UPN por miedo, por continuismo, porque en Tudela se vive bien, y es capaz de aglutinar incluso más voto abstencionista del que ya ha atraído en esta ocasión.

NABAI: 1.908 Votos. 10,95%. 2 concejales.
Con una pérdida casi imperceptible de unos 100 votos y un punto porcentual, la coalición, que en Tudela es Milagros Rubio, se mantiene gracias al poder que la personalidad de esta combativa y resistente mujer impregna en la vida de la ciudad. Estamos hablando de 2.000 votos fieles, de la misma manera que hay 8.000 fieles a UPN. La opción política de NABAI en Tudela nada tiene que ver con el vasquismo, aunque lo tenga en su identidad como coalición. Tiene que ver con lo social, con la fiscalización de la gestión municipal que tan bien sabe ejercer Milagros. Que haya mantenido sus concejales es todo un logro en el panorama anti vasco en el que se movía, y me consta que los militantes de su partido tenían sus dudas. Su resultado cumple la máxima de que en los municipios importan más las personas que lo asuntos políticos generales, y más si son tan extra-municipales como en este caso. Conozco gente no afín al vasquismo que vota a Milagros “porque da caña” de forma honesta. Debería ser más gente la que se diera cuenta de que “hay que dar caña”, cada uno como pueda, yo desde este blog (clamando al cielo, probablemente), otros desde otras tribunas, por pequeñas que sean.

IU, CDN, Partido Carlista:
Izquierda unida pierde 900 votos que le quitan la representación política. Los socialistas, cuando hacían cábalas para ver si podían lograr el cambio, contaban con sus votos y su representación, sin caer en la cuenta de lo que ha pasado: mucha de la gente descontenta con el PSN, de voto tradicionalmente socialista, votaba a IU. Parte de ese voto se ha recuperado para el PSN, aunque no hay que olvidar que el aumento del partido socialista también se fundamente en el voto abstencionista, habida cuenta del aumento general de la participación. Su pérdida de representación ha sido muy lamentada por la izquierda, tanto por PSN como por NABAI, porque suponía la alternativa al cambio. La imparable tendencia al bipartidismo “util” ha sacrificado una opción de izquierda honesta. Una verdadera pena.

CDN baja 200 votos, cuando los había subido en 2003, gracias al discurso que su candidato, Pérez-Nievas, logró transmitir hace cuatro años, pero que en esta ocasión, ellos solitos con declaraciones francamente desafortunadas desacreditando en todo momento cualquier iniciativa que los acercara más al PSN o a la izquierda. Su abierta posición de apoyo a UPN los ha desdibujado de tal manera que se han suicidado políticamente, fiel reflejo de lo sucedido a nivel regional.

Y finalmente, el Partido Carlista araña 90 votos. En 2003 tuvo 83, así que suponemos que la familia de los candidatos de su lista ha crecido en este tiempo. Los postulados políticos de este partido se mueven entre el conglomerado, la utopía y el pasado (el nombre pesa y mucho, lamentablemente), pero permanecen esforzadamente en la vida política elección tras elección, desde la honestidad de la minoría, y eso, hoy en día, ya es mucho.

Cada partido político hará la lectura que le interese, como siempre, pero todo el mundo está de acuerdo en que estas elecciones, de ámbito municipal, han estado marcadas por un tema totalmente extramunicipal: La hipotética anexión de Navarra al País Vasco.

Sobre todo, el tema ha sido explotado por UPN, y aquí tienen en ejemplo concreto: los vástagos de Juventudes Navarras, esos ilustres delfines del navarrismo, se dedicaron, pocos días antes de las elecciones, a inundar Tudela de pegatinas y posters con el “original” emblema que ven en la foto.

Algunos, cuando nos topamos con el símbolo, lo miramos con temerosa nostalgia, y nos vinieron a la memoria, de golpe, los convulsos y antinucleares años 80, Gladys del Estal y las pelotas de goma en las calles del Tubo. Pasado el susto, no dejamos de ver con cierta inquietud que símbolos así se recuperen por parte de los que supuestamente más en contra de ellos estuvieron en su día.

Pero no quiero dejar pasar la ocasión para destacar un demagógico hecho. La campaña de los Puntos Negros fue defenestrada por nuestro alcalde electo, Luis Casado, en los medios de comunicación, de forma débil, eso sí, insistiendo en aspectos formales y eludiendo el debate de fondo: su mayor objeción fue que la colocación de pegatinas y carteles con cola incumplía la normativa municipal. Señor Casado, usted lo dijo (usted y Zeus Pérez, ese magnífico escritor que mandó una carta a Plaza Nueva de mucho valor literario y que próximamente reproduciré en éste blog) pero su partido, sus delfines, sus jóvenes promesas, no se aplicaron el cuento, porque la cola y la pegatina cundió en el simbolo antinuclear. Mire a ver si la próxima vez practican con el ejemplo.