La actualidad tudelana está bastante parada estos días. Tras las elecciones, parece que todo se calma. Unos están aterrizando en el consistorio, otros completan el organigrama antes de anunciar a la ciudadanía la lista de concejales, aunque ya corren algunos rumores. Habrá que esperar. Y en medio, casi todos mirando a Pamplona. Se preveen días movidos una vez se fijen los pactos finales y todos andamos esperando las declaraciones del tudelano Fernando Puras con expectación.

Ayer, en una tertulia a pie de calle, observé con temor que gente afín a la izquierda recelaba de un pacto entre PSN y NABAI en medio de la noticia de la semana: la ruptura de la tregua por parte de ETA.

Sí, digo con temor porque inmediatamente pensé que el objetivo de la derecha se había cumplido: algunos progresistas recelan de un pacto con NABAI cuando a priori, debería darse un voto de confianza a cualquier combinación que posibilitara el cambio en el Gobierno Foral, un cambio hacia el progreso después de 12 años. Algo fundamental en toda institución democrática. Si eso se pierde como objetivo, mal vamos. Si el cambio de progreso se emborrona con fin de treguas, votos cautivos para las elecciones generales, e incluso, resultados futuros en las municipales de dentro de cuatro años, mal vamos. Lo digo por que también he oído decir que un pacto con NABAI condenaría al PSN en la Ribera a un retroceso suicida.

Sea como sea, la fiesta en el consistorio tudelano empezará pronto, aliñada con los pactos de Pamplona. Hasta entonces, la ciudadanía empezará a ir a la piscina y a mirar a las vacaciones y a las fiestas de su barrio, y a las fiestas de Tudela, y poco a poco, olvidará las caras pegadas en las fachadas y en colgadas de las farolas durante el mes de mayo.